El templo que albergó al cristo por primera vez era sencillo, de adobe y madera. Cuatro siglos más tarde, en 1918, un 23 de junio, un severo incendio lo destruyó, dañando seriamente a la imagen. El fuego respetó el tronco de Cristo, mas no la cabeza y las extremidades, que se quemaron. Repuestos del dolor causado por la pérdida, los iqueños encargaron a sus mejores artistas la restauración de la imagen.
Francisco Caso talló la cabeza, el maestro ebanista Alberto Cierra Alta hizo las extremidades y el pintor Jesús Silva le dio el color y los acabados. Este es el Cristo que se puede apreciar hoy día y al que el pueblo de Ica acude con profunda devoción.
La tarde del 15 de agosto de 2007, un devastador sismo de 7.9 grados en la escala de Richter destruyó en un 30% la ciudad de Ica y el Santuario del Señor de Luren quedó parcialmente dañado, sobre todo el campanario, pero no se registraron perdidas humanas en su interior. Actualmente, ya construyeron la nueva iglesia del señor de Luren, teniendo un museo en su interior con maquetas, dibujos y otras acciones realizadas por los encargados.
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